Thursday, October 19, 2006

 

Tras varios años haciendo básicamente dípticos y trípticos en diferentes papeles y gramajes, resulta que he participado en un par de campañas de mayor alcurnia que han sido premiadas con un ECHO –los oscars del marketing directo, que diría aquel- y ahí que nos hemos ido a San Francisco a recogerlos.

Irse hasta San Francisco para 3 días a unas conferencias de marketing directo no está entre los planes que recomendaría en público así alegremente, pero bueno, cierto es que por ahí no he pagado ni un frapucccino, por lo cual, tira para San Francisco y calladito.

Sin entrar en detalle en el crucero en velero que dimos por la bahía y que a buen seguro hubieran disfrutado más algunos lectores de este blog que yo, mi estancia en San Francisco se resume en una doble vida, consistente básicamente en hacer creer que iba al congreso cuando realmente no iba. Ha sido complicado, pero me he hecho un par de escapismos que estoy para telonear a David Copperfield.

La primera charla galáctica la dio Richard Branson, el capo de Virgin, y esa moló, porque no todos los días uno escucha a alguien así. Aunque estos winners hablan a toda milk y perdí matices, neto neto, me quedo con que este tío se ha forrado hasta los topes divirtiéndose y divirtiendo a los demás, justo lo que quiero hacer yo: qué mal voy.

Un fenómeno el Sir, llevaba una camisa celeste pastel -aporto el dato porque implica mucha seguridad en sí mismo, no os hacéis idea del pantone exacto...– y contó la historia de Virgin y me quedé con que si quieres hacer algo distinto y los incrédulos te preguntan why?, hay que hacerlo y decir why not? De eso a donar 200 millones de dólares contra la pobreza hay un paso.

Después de esto, las conferencias eran más del tipo “La estrategia post venta de Subaru en la Coste Oeste”, y los ponentes, una banda de smoke-sellers, por lo cual, hice chas y aparecí en la otra punta de la ciudad. San Francisco es una ciudad que me encanta porque tiene ese toque europeo que le faltan a la mayoría de ciudades americanas que conozco, mira tú qué tontería más grande, pero que se agradece a la hora de pasear y afrontar la ciudad. Gente amable y todo relativamente cerca. Estábamos en un hotel en Unión Square –esto es super winner, por ejemplo- dos manzanas delante del hostal donde estuve yo hace un par de años y que costaba exactamente un 0 menos, por lo cual, entiendo que me estoy revalorizando.

Y por lo demás, he paseado por Haight –esa calle tiene duende-, he desayunado huevos fritos con french toasts y bacon crujiente todos los días, he tomado cervezas con gente a la que aprecio un montón y hace tiempo que no veía, he vuelto a Amoeba –why not, Mario?-, he vuelto a Urban Outfitters –a ver cuándo cierran el mercado de Fuencarral y ponen uno aquí-,y a la tienda de Apple –los Ipods ya los venden en máquinas de vending en los aeropuertos, tú, menudo tema- y todas estas cosas “que allí sí y aquí no”.

Comments:
¡Bocadillo de sopa! Definitivamente, están mucho más avanzados que nosotros.
 
Me explicaré: yo quise decir ¡no vuelvas aquí, a este lado! Y no me digas que no te has subido a la última planta de Macy's a probar uno de los 30.000 tipos de pastel de queso diferentes!
 
"la última planta de Macy´s" es la Cheesecake Factory, uno de los diez lugares más importantes de los Estados Unidos!!!
 
Una ciudad americana que no tiene equipo NBA es de medio pelo seguro.
 
Jo, que nivel. Yo me quedé con el gusanillo de alquilar un coche para bajar Lombard Street. Las de las curvas.
¡No me he de morir sin hacerlo!!
 
El flipao de Lombard Street esra yo. Por si había dudas.
 
¡Qué envidia, adversario!
 
Eso del paseo a vela por la bahía de S.Francisco, no tiene que estar mal, no?
:-)
 
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