Sunday, July 25, 2010

 

cayetanismo low cost

Siempre que veo en la tele o en el ¡HOLA! a la Duquesa de Alba me acuerdo de la genialidad esa -espero que sea leyenda urbana o palaciega- de que se puede ir desde Marbella hasta Donosti sin dejar de pasar por propiedades suyas. No ya por casas y tal, sino por lo que vienen siendo "terrenos".

Así que enfocando este post en el que me pillan ustedes en la noble ciudad de Laredo (Cantabria), me ha venido a la cabeza que me estoy marcando un verano "cayetana low cost" en toda regla, porque de lo que viene siendo Madrid para arriba, pasando por las provincias de Burgos, La Rioja, País Vasco en la práctica totalidad de la Y griega-vasca y finalizando en Cantabria, tenemos propiedades en dichas provincias. Ninguna supera los 100m2, pero de eso la Duquesa no se tiene por qué enterar.

No nos engañemos, si por mí fuera, yo me hubiera ido al sur gaditano escopeteado, pero teniendo en cuenta que es nuestro primer verano como familia con bebé a bordo, hemos optado por la versión cántabra de Zahara de los Atunes y hemos caído en Laredo, donde no nos engañemos, estamos de cojones.

Laredo no lo tenía yo muy bien posicionado en mi cabeza, porque en mis años colegiales, mientras toda la chavalería bien del colegio jesuítico en el que recibí educación se piraba a Laredo o Castro a coger sus primeras olas y probar el kalimotxo, yo me iba a Santo Domingo de la Calzada y por la paz, un avemaría. Que todo bien, Santo Domingo era por aquel entonces el pueblo con más bares por metro cuadrado de la historia y que nos quiten lo bailado en el Plas, pero reconozcámoslo ahora en esta terapia que es el mundo blogger: resultaba duro volver el 15 de septiembre y ver a todos más morenos que el copón, con el típico rubio botellazo de los de "se me fue la mano con el agua oxigenada" y decir, año tras año, que nosotros habíamos estado en Santo Domingo de la Calzada.

De hecho, recuerdo haber tenido mitificado Laredo durante un verano, porque Jorge -uno de la cuadrilla de Santo-, apareció un día con un llavero de luces y no sé cuántas más movidas y cuando le pregunté con tic nervioso dónde lo había conseguido dijo, como en medio de un western: "lo compré en Laredo".
Joder, Laredo aquel verano era un imposible en mi imaginación.

Pero bueno, lo que tiene ir haciéndose mayor es que la sobrevaloración infantil cae por su peso, y Laredo es...Laredo. La playa es espectacular e incluso me estoy animando a ir a correr para ver si pierdo esos dos kilos o más que tengo de más, para recuperarlos automáticamente en la heladería "La Valenciana" que se está convirtiendo en una de las revelaciones estivales.

Por lo demás, la mayor parte de los edificios del skyline playero me remiten a la Rumanía pre-Caucescu, y echo en falta un poquito de terraceo en el paseo para tomarse una limonada en condiciones, pero respeto profundamente las costumbres de estos pueblos bipolares, donde el invierno se desarrolla en una parte pequeña donde todos se conocen, y en los meses de verano aparecemos un montón de secundarios a perturbar la armonía local y pirarnos cuando se nos acaban las vacaciones.

Así que deseando a Cayetana un plácido descanso por sus diversos palacios, yo les iré contando el mío desde Laredo, Santo Domingo de la Calzada, Coruña del Conde y qué cojones, Madrid y Bilbao, plazas de primera.

Saludos cordiales.

Friday, July 16, 2010

 

diez años después

A ver, que con las emociones del mundial y un viajecito laboral a Ucrania -aparentemente sin envenenamientos-, he tenido las tareas bloguísticas un poco abandonadas. Y eso que el otro día le eché un vistazo al google analytics y he perdido aprox 9 lectores, una verdadera lástima, espero que no sea usted uno de ellos.

Tenía un post medio empezado porque si la memoria no me falla –y para estas cosas no suele-, la semana pasada celebré diez años en Madrid, que no es tontería.

Teniendo en cuenta que tengo 32 y que de los primeros no me acuerdo mucho, he de reconocer que he pasado mis años más activos en Madrid, así que sería desleal por mi parte no dedicarle un post a esta ciudad de la que es imposible no sentirse parte.

Caí en la habitación de la cocina de Andrés Mellado, donde por aquel entonces vivían Carletto, Rocío y “la otra de Terra”, creo recordar, y ahí me dieron cobijo durante unos días. Lo que no recuerdo es cómo carajo iba desde allí hasta Jerez 3, donde estaban en aquellos días las oficinas bunker de CP Comunicación, lugar en el que empezamos a despuntar en el mundo de la propaganda, que diría el bueno de Timoteo.

Hasta que un buen día compré el Segundamano y descubrí un piso de 5 habitaciones y un baño en Príncipe de Vergara con Juan Bravo, que por lo que decían los allegados, no era mala esquina. Alguno ya me dijo, "joder con el de Bilbao, no tiene mal ojo". Efectivamente, no era mala esquina. Ahí pasamos unos cuantos años Gorka, Sito, David y yo, algunos más que otros. Primero se piró David, que aparte de burgalés también era el más burgués, luego se fue Gorka y a partir de ahí, no menos de 20 personas pasaron por allí…se nos fue un poco de las manos el tema y al final, y con bastante dolor, -siempre fuimos muy de "piso!"-, decidimos tirar cada uno por su lado.

El otro día, en un paseo nostálgico, entré a saludar al portero de Príncipe de Vergara 60, al bueno de Miguel Angel, que sigue por allí y lo que le queda. Buen hombre, se acordaba un montón de nosotros, de la guitarra de Sito, y me confirmó que una pareja pudiente había comprado nuestra casa y había hecho una reforma espectacular. Se veía venir.
También me dijo que Amparo, la vecina de al lado, había fallecido. Anda que no nos tenía cariño Amparo. Era una señora “de las del barrio de Salamanca” de toda la vida, con su casita ambientada en un capítulo de “Cuéntame”…

Recuerdo aquellos años con cariño, con mucho cariño. Eran los tiempos de bajar al Rick’s, anda que no nos tomamos copas en el Rick’s, lástima el cambio a mejor que ha dado ese bar, con lo que molaba antes. Celebré un par de buenos cumples por ahí. Eran tiempos de terraceo en Juan Bravo, de mucha cervecita veraniega, de ir mucho al 24H donde se rodó “Torrente”, de comprar los periódicos del domingo en el VIPS a las 3 de la mañana. Eran otros tiempos, los de la Vaca Austera y los desayunos en el Iberia, aquellos días se perdieron entre los pañales, pero a todo no llegamos.

Aquella casa nos duró 6 años, incluyendo mi aventura angelina, aquel largo e inolvidable verano. A la vuelta pasamos a vivir felizmente en pecado en Alberto Alcocer, al piscineo militante, claro que sí. Hubo un par de meses absurdos en el que estaba en las dos casas sin estar en ninguna, así que al final, optamos doble o nada por Alberto Alcocer y me consta que la casa sigue en buenas manos.

A partir de ahí, todo lo demás lo hemos ido contando regularmente en el blog. Nos cambiamos de agencia –aplica aquí lo de “los mismos perros con distintos collares”-, nos arturisorizamos, nos casamos y fuimos papás, todo eso en Madrid, en estos diez años.

Si vamos a pasar los siguientes diez en Madrid, eso no lo sabemos ni ganas que tenemos de saberlo.
Lo que tengo muy claro es que le tengo un cariño increíble, probablemente inexplicable a esta ciudad, donde me han pasado muchas cosas, todas buenas, y algunas, increíblemente buenas.

Probablemente no conozca ni una décima parte de Madrid, aunque la sensación –certeza- de haberla pateado por el día y por la noche no me la quita nadie.

He conocido a mucha gente en estos diez años, me encantaría recordarles a todos en estas líneas.

Diez años son muchos años.

Y para terminar, un claim de una campaña publicitaria en la que tuve la suerte de participar; todavía me acuerdo de Silva –compañero actual-, cuando nos contó aquello de “…porque si vienes a Madrid, ya eres de Madrid”. Creo que define perfectamente la sensación que todos hemos tenido alguna vez en esta ciudad.

Así que aunque tenga pesadillas recurrentes imaginando a mi hija vestida de chulapa en el colegio, gracias Madrid por estos diez años.

Ojalá que haya diez más para seguir descubriéndote.


Monday, July 12, 2010

 

campeones!


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