Monday, March 12, 2012

 

Manchester United - Athletic Club


A veces los 140 caracteres del twitter se quedan pequeños para explicar tantas sensaciones, y uno se ve obligado a desempolvar el blog. Demasiado tiempo sin pasar por aquí, no me lo perdono, casi 6 meses sin escribir...si he vuelto a ser padre y todo! En fin...qué injusto, con lo bien que nos lo pasábamos con esto.

Pues sí, queridos blogueros, followers, twitteros, titiriteros, el pasado jueves me tocó vivir uno de esos días grandes como aficionado del Athletic...bueno, ahora que lo pienso, más que como aficionado, creo que me tocó vivir uno de esos días grandes que a uno le tocan vivir en la vida muy de vez en cuando. Así, tal cual.

La verdad es que llevaba meses dándole vueltas a la cabeza: cómo me apetece acompañar al equipo en un desplazamiento por Europa... lo hablaba con los primos, con Pedro, conmigo mismo...se hablaba en el Casa Manolo...y si nos cruzamos con algún equipo inglés? Este era el año, sin duda. Ya en el sorteo, una vez pasada la fase de grupos, se empezó a gestar el viaje, ojo que si eliminamos al Lokomotiv, nos cruzamos contra Manchester o Ajax...cualquiera de los dos sonaba genial...y ojo, que la vuelta sería en San Mamés! El cuento de la lechera se quedaba corto para todo lo que pasaba por mi cabeza.


Y poco a poco, se fueron dando los pasos necesarios. El jueves 8 de marzo había que estar en Old Trafford, como escribía Jon Agiriano en El Correo, era una especia de obligación moral para los seguidores del Athletic. En mi caso, el tema no era especialmente fácil, el viernes por la noche tenía que dormir en Santander sí o sí por la boda de uno de mis mejores amigos, por lo que las combinaciones desde Madrid no cuadraban. Total, que tras unas cuantas llamadas, y gracias a Jon, cuadraba un viaje perfecto, ida en el día y vuelta tras el partido.

El jueves madrugamos y al llegar al aeropuerto de Loiu, ya se veía que aquello iba a ser algo grande. Una de las cosas que más me sorprendió fue ver cómo jugadores y ex-jugadores viajaban como aficionados, por ahí estaban Carlos Gurpegui, Joseba Etxeberría, Santi Urkiaga...representantes de las 3 últimas generaciones del Athletic que viajaban mezclados con todos nosotros. Puede parecer una tontería, pero para mí, dice mucho de un Club ese compromiso de los futbolistas y ex-futbolistas con el equipo.

Llegamos a Manchester y paramos en Old Trafford, para ir perdiéndole el respeto, y de ahí, fuimos al centro a ver la invasión rojiblanca. Mejor pongo foto porque es difícil de describir lo que era aquello. Cuando no te cruzabas con el vecino, veías a lo lejos a uno del cole, increíble...


Comida rápida, un par de pintas para ir entonando cánticos populares y taxi con tiempo a Old Trafford, como auténticos señores. Había ganas de disfrutar de los aledaños, de los puestecitos, de las camisetas de George Best, de ver la tienda del Manchester. El campo, por dentro, vacío, impresionante, y ver cómo se iba llenando el fondo de aficionados del Athletic, una experiencia inolvidable. Por ahí lo mismo subía La Ochoa que bajaba el ex-ministro Corcuera, el fútbol es un gran igualador social y medio Bilbao estaba ahí.

El partido lo tengo que volver a ver en la TV, porque si no, puede que entre en modo ensoñación y tampoco quiero que se me vaya el post de las manos. Las sensaciones desde la grada eran buenísimas en los primeros minutos, estábamos jugando contra Wayne Rooney y Ryan Giggs en el salón de su casa, algo impresionante, impensable hace unos meses.Las cosas se pusieron difíciles tras el 1-0, pero como viene siendo habitual, no le perdimos la cara al partido. Yo sólo pedía marcar un gol. Me parecía que nos merecíamos esa sensación, la alegría de poder celebrar un gol en Old Trafford, y el gol llegó al filo del descanso, con un cabezazo de Llorente que juraría haber soñado días atrás.

Aquello empezaba a tener buena pinta, pero lo ocurrido en la segunda parte fue aún mejor. Desde arriba, algunas triangulaciones parecían puro billar, era increíble ver a Herrera, Muniain e Iturraspe hacer diabluras como si estuvieran en Lezama, y en una de estas, llegó el 1-2, que mejoraba cualquier sueño, y cuando parecía que Muniain no llegaba, no llegaba, llegó para hacer el 1-3, para nada exagerado. Lástima el penalty final, que puso el 2-3 y esperemos que no nos amargue el pase a cuartos.

2-3 en Old Trafford, inolvidable, impresionante, posiblemente irrepetible.

Al terminar, y una vez digerida la euforia, tocaba volver a casa, bus al aeropuerto, avión a Vitoria y bus a Bilbao, 20 horas después, entrábamos en casa como si no hubiera pasado nada, pero con el periódico caliente que certificaba que habíamos sido testigos de algo grande.

Imposible dormir con tantas emociones. Pensé mucho en Joseba Etxeberría, que venía junto a mí en el autobús, un tío que ha jugado un Mundial, dos Eurocopas, 500 partidos en Primera División, y que probablemente cambiaría mucho de lo vivido por haber jugado unos minutos en Old Trafford. Me acordé también de Orbaiz, de Fran Yeste, de futbolistas que ya no están en el Club y merecerían también haber disfrutado de este día, que pase lo que pase, ya está en la historia del Athletic Club de Bilbao.

Y pensé mucho en ese hombre ciego al que vi en el aeropuerto de Manchester, acompañado de su guía, con la bufanda del Athletic al cuello, y de cómo habrá vivido, de cómo le habrán contado, de cómo habrá imaginado ese partidazo de fútbol que tuvimos la suerte de ver los demás.

Qué alegría haber estado ahí, yo sabía que había que ir.




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