Wednesday, August 25, 2010

 

vainilla turrón


He tocado estos días de refilón el tema helados en el twitter, pero veo que necesito más caracteres, así que vamos con un post a la antigua usanza. Es la grandeza de manejar un imperio en redes sociales.

A ver por dónde empezamos, que la idea es recopilar todo el material tratado en este verano, que no es poco, y tengo la ilusión de recuperar el sabor de mis posts de antaño.

Así para empezar, un tema que he tratado en la intimidad pero poco a poco lo voy asumiendo con veteranía: este verano ha marcado el paso de la vainilla al turrón. El maestro Achopijo -yo que ustedes no me perdería sus posts sobre los pañales y bob esponja- lo achaca a mi paternidad, y vaya usted a saber. Pedir un helado de vainilla es ser un chaval, y pedir uno de turrón te pone diez años más, eso es así, hasta cambia la voz con la que lo pides.

Yo he sido un vainillista confeso y convencido, para desesperación de mi mujer, que compara el helado de vainilla con el de nata, aspecto que no vale la pena ni mencionar.

Pero volviendo a lo que iba, hubo un día este verano, en Laredo, en el que celebré mi particular transición: helado de dos bolas, una de vainilla y otra de turrón. Pero es que el de turrón era tan jodidamente escandaloso, tenía unas partículas de turrón de jijona ultra esponjosas que se deshacián en la boca que la pobre vainilla pasó a pintar menos que el barquillo. Y desde ese momento, y en lo que viene siendo helados artesanales, me he pasado al turrón.

Vale que sigo teniendo mis escarceos amorosos con la vainilla, han sido muchos años. De hecho, y aprovechando el tirón revival de los helados ochenteros, reconozco que he tirado bastante de Mikolápiz, esa elegía a la sencillez del helado, ese helado-juguete, me encantaría saber la cifra de mikolápices que me he tomado en mi vida, quién maneja esos datos, @MisterChip?

Enganchando un poco con el post anterior, el fin de semana de la boda en Pamplona me pude venir con un kilito más tranquilamente sólo a cuenta de los helados. Ya comenté el excelente nivel del catering de la boda, que llegó a su cúlmen en pleo apogeo del copeteo, cuando por el fondo apareció un carrito de helados que te los preparaban ahí in situ, el sueño de cualquier persona. Y para rematar, y en plena Plaza del Castillo, hay una heladería que hace esquina donde ponen un helado de galleta que es un auténtico escándalo. He dicho.

La vuelta a Madrid significa también un poco la vuelta al helado industrial, y ahí firmamos con Ben&Jerry's y su Vainilla Cookie Dough desde hace tiempo. Imbatible. 1 fijo en la quiniela.

Pero le estaba yo siguiendo el rastro al Carte D'or Muffin, desde que vi el anuncio francés gracias a mi servicio de documentación y veía que ahí había tema, independientemente de Carla Bruni, que siempre suma. Observen:




Lo he catado esta semana y no sé qué decirles, creo que voy a necesitar el double checking porque las sensaciones han sido buenas, pero creo que le falta rematar, en cualquier caso, estamos jugando en la Liga de Campeones, eh? Fase de grupos todavía, pero Liga de Campeones.

Como siempre que hablamos de helados y de marcas como Ben&Jerry's y Frigo, propiedad de Unilever -los mismos perros con distintos collares...-, es momento de recordar las palabras de mi amigo Oscar, lector de este blog y que conoce bien esa compañía, que a los dos días de empezar a trabajar ahí, y con el nos mayestático bien aprendido, apareció en casa con una caja de Magnum y mientras abría uno para comérselo dijo su célebre frase: "la verdad es que los helados los hacemos de puta madre".

Cierto es.

Comments:
Vainilla Turrón Avellana. Son las edades de la vida en sabores de helados. Estamos en el turrón. Me pasó lo mismo, aunque mi paso fue desde el chocolate, que es como un comodín... No es tan gordo como el paso de la fanta a la cerveza, pero casi.

Seguirá el blog cuando el post sea turrón avellana??

Jeje... abrazo, y gracias.
 
Pues yo he hecho los dos últimos años el camino inverso. Aunque no he dejado de ser fanático del helado de turrón -desde crío seguramente mi favorito-, la vainilla me ha ido gustando cada vez más -la de verdad, eso sí-, porque hace años era de los que me daba igual nata y chocolate que vainilla y chocolate... Supongo que esto encaja perfectamente con la teoría de achopijo de mi envejecimiento inverso.
 
Vainilla, natillas, crema catalana, leche frita... es todo lo mismo
 
que bueno recuperar estos sabores!
me refiero a tocar de nuevo estos
temas culinarios que tu bordas!
y sí, nos hacemos mayores charly...
pero que no me entere yo que pierdes el encanto de ir a una sala de cine,con todo lo de alrededor que eso supone.
 
No puedes ser un verdadero gurú del helado si te gustan los B&J´s, nope.

Los B&J están llenos de tropezones que te distraen del verdadero placer que es el helado en sí.

Nada como las heladerías o los artesanales. En el Pirineo he comido yo unos de Sarrate (de un pueblo de Aragón) que quitan el sentío...
 
Estimada Diva;

Tema helados le pegamos absolutamente a todo, a los artesanales y a los industriales, y de los industriales, Ben&Jerry's creo que lo tienen bien cogido, y entrando en la tarrina, los tropezones del Vainilla Cookie Dough son insuperables, "quiero que me toque tropezón", de hecho;

Una vez dicho esto, estoy agendando excursión al Pirineo y me apunto lo de Sarrate
 
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